
La mayoría de las personas asocian un infarto con un dolor intenso en el pecho y dificultad para respirar. Sin embargo, un infarto silencioso puede manifestarse con signos mínimos o atípicos, que a menudo se confunden con dolencias menores.
De acuerdo con expertos de la Clínica Cleveland, esto hace que muchas personas no busquen atención médica hasta que el daño al corazón ya es considerable. Algunos de los síntomas silenciosos incluyen:
Molestias leves en el pecho o en la parte superior de la espalda: puede sentirse como una presión leve o un dolor pasajero.
Dolor en la mandíbula, brazos o espalda: puede confundirse con una tensión muscular o un malestar común.
Cansancio extremo sin razón aparente: un agotamiento persistente puede ser una señal de que el corazón no está funcionando adecuadamente.
Náuseas, indigestión o malestar estomacal: muchas personas creen que es una afección digestiva cuando, en realidad, podría ser una señal de un infarto.
Mareos o sensación de desmayo: puede ser una indicación de que el flujo sanguíneo al corazón está comprometido.
Sudoración fría sin motivo aparente: este síntoma puede aparecer repentinamente sin actividad física previa.
Dado que los síntomas son leves o atípicos, muchas personas no buscan atención médica. Esto puede llevar a que el corazón sufra daños irreversibles con el tiempo. Además, aumenta el riesgo de sufrir otro infarto más grave o incluso una insuficiencia cardíaca.
Algunas personas tienen un riesgo más alto de sufrir un infarto silencioso, incluyendo:
Diabéticos, quienes pueden no percibir el dolor debido a daños en los nervios.
Mujeres, quienes pueden presentar síntomas más sutiles que los hombres.
Personas con antecedentes familiares de enfermedades cardíacas.
Individuos con hipertensión, colesterol alto o sobrepeso.
¿Cómo prevenir un infarto silencioso?
La mejor forma de evitar un infarto silencioso es a través de la prevención y el monitoreo de la salud cardiovascular. Algunas medidas incluyen:
Realizar chequeos médicos regulares, especialmente si tiene factores de riesgo.
Mantener una dieta saludable, rica en frutas, verduras y grasas saludables.
Hacer ejercicio regularmente para fortalecer el corazón.
Controlar la presión arterial, el colesterol y los niveles de azúcar en sangre.
Evitar el tabaquismo y el consumo excesivo de alcohol.
Reducir el estrés y mejorar la calidad del sueño.
Si experimenta alguno de los síntomas mencionados, incluso si parecen leves, es más que importante acudir a un profesional de la salud. Un electrocardiograma o un análisis de sangre pueden revelar daños en el corazón que usted podría desconocer.
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